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Sobre hiperactivitad. Por
Toni Perulles Rull, <aperulles@tortosa.uned.es>
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en inglés
Cada
vez más observamos una opinión generalizada que los niños
son más activos, impulsivos y mantienen un de carácter dominante
hacia los objetos que les rodean; pero ese hecho comportamental sólo
se presenta problemático cuando se manifiesta de una manera significativamente
mucho más exagerada que el de sus compañeros de la misma
edad.
Delante
de ese trastorno, que llamamos hiperactividad junto con su asociado déficit
de atención llegan a ser dos conjuntos de síntomas, que
son:
Una
combinación de comportamientos de la motilidad del cuerpo, generado
desde una impulsividad, y por una carencia de la atención; por
ello, nos encontramos que son alumnos tanto muy poco capaces de preparar
respuestas de anticipación delante de situaciones como de que se
muestran insensibles a las advertencias sobre los errores por las respuestas
dadas.
Esas
conductas se empiezan a manifestar entre los tres y los cinco años
de dad a pesar de que la edad inicial puede ser muy variable; así
algunos niños no muestran sintomatología hasta que se adentran
en la adolescencia.
En
este siglo XXI se considera una problemática derivada de un funcionamiento
deficitario de los circuitos cerebrales que intervienen en la inhibición
y el autocontrol de conductas; cosa que altera otras funciones mentales
delante del mantenimiento de una atención sostenida como de aquellas
que permiten demorar las recompensas inmediatas y así disfrutar,
posteriormente, de una mayor ganancia.
Sobre
hiperactividad y impulsividad analizamos estos aspectos:
·
Se agitan nerviosamente las manos o los pies o se practican desplazamientos
innecesarios desde el asiento.
· Se levanta a cada momento en situaciones en las que habría
de permanecer sentado.
· Se corre sin parar i se sube a cualquier lugar hasta cuando es
muy inapropiado hacerlo.
· Se le hace muy difícil jugar o participar, tranquilamente,
en pasatiempos.
· Se encuentra siempre a "toda marcha". Habla en exceso.
· Se precipita y responde antes de que se hayan terminado de hacer
preguntas.
· Se le hace muy difícil esperar un turno.
· Interrumpe o corta a los otros.
Y por falta de atención se consideran estos otros puntos:
·
No presta atención a los detalles i comete errores en las tareas
escolares, trabajos u otras actividades por descuidos.
· Le cuesta mucho mantener la atención en las faenas o actividades
lúdicas.
· Parece no escuchar cuando se le habla.
· Nunca sigue las instrucciones, deja inacabadas las tareas i no
cumple los deberes de la escuela o el trabajo.
· Se le hace difícil organizar faenas y actividades.
· Le disgusta comprometerse en alguna cosa que requiera un esfuerzo
mental continuado como puede ser, por ejemplo, las actividades escolares;
por ello las rechaza asiduamente.
· Pierde cosas muy necesarias para sus trabajos (juguetes, cuadernos,
lápices, herramientas en general).
· Se distrae fácilmente delante de cualquier estímulo
externo.
· Se olvida a menudo de aquello que debe de realizar.
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